
El yoga es una práctica ancestral que, con ánimo de ir un paso más allá de su popularidad física actual, busca la realización del ser humano en todos los aspectos que lo conforman, desde una mirada global. Aquí nos encontramos con una posibilidad potencialmente capaz de llevar el yoga más allá de la esterilla, el potencial de integrarlo a toda nuestra vida y todo lo que nos rodea.
El yoga antiguamente
En sus principios, la práctica contaba con muy pocos asanas para prácticar en los que se permanecía de una forma prolongada con el objetivo de que el cuerpo estuviera preparado para poder meditar. Abarcaba un enfoque mucho más profundo hacia el autoconocimiento. En sus orígenes, la práctica se sustentaba en principios filosóficos y éticos que guiaban a las personas hacia una transformación interna.
El yoga tradicional centraba sus prácticas en el pranayama y la meditación, que facilitaban el contacto con lo que podríamos llamar la vida interior. En este contexto, al cuerpo no se le daba demasiada importancia desde el punto de vista anatómico.
La evolución del yoga hacia la actualidad
En los últimos tiempos, el yoga ha experimentado una transformación significativa, especialmente con la expansión del Hatha Yoga, que enfatiza el asana y lo biomecánico de una forma exhaustiva. Gracias a esto, a día de hoy el yoga moderno es una práctica globalizada, y muchas personas van a clases y cursos por los grandes beneficios que tiene sobre el bienestar físico, como por ejemplo la flexibilidad, la fuerza y la distensión del cuerpo.
Si bien esta adaptación ha hecho que sea más accesible a un gran número de personas, se ha diluído en parte el eje central de las enseñanzas espirituales y filosóficas que conformaban su núcleo y objetivo original. Esto hace que muchos asocien la práctica del mismo con algo gimnástico exclusivamente, un ejercicio físico que puede olvidar el propósito original del que hemos hablado.

Entonces, ¿se está perdiendo la esencia del yoga?
La pregunta central es si, al enfocarnos principalmente en las posturas, nos podemos perder algo esencial: la capacidad para integrar el ser de una manera completa y holística. Esto no implica que lo físico deje de ser importante, al igual que el conocimiento anatómico, pero cabe destacar el recuerdo de su objetivo inicial: preparar al cuerpo con el objetivo final de poder realizar prácticas de mayor interiorización como lo es la meditación.
¿Por qué? Si el abanico de nuestra atención solo atiende los beneficios físicos, lo estético, lo bonito y lo llamativo, existe el riesgo de reducir el amplio marco de posibilidades que nos puede ofrecer la práctica y su capacidad transformadora en todos sus aspectos. De aquí el que quiera exponer la práctica del yoga como algo que puede llegar más allá de lo que se ve en el exterior y de permitir la aparición de un propósito profundo que reside en la transformación del ser interior, sin despreciar ni dejar de valorar enormemente el aspecto físico que se mantiene como una parte que potencia la práctica.

La visión del yoga según Sri Aurobindo
Sri Aurobindo, gran filósofo, yogui y padre del yoga integral, ofreció una visión que habla precisamente de esto, de un yoga que va más allá de la práctica de posturas. En su enfoque, el yoga es un medio para la transformación total del ser, que involucra el cuerpo, la mente y la espiritualidad del ser humano. Para él, la práctica debe ser un proceso continuo de evolución interior, llevándonos hacia una mayor conciencia de nuestra verdadera naturaleza.
Aurobindo propuso un yoga para la vida diaria y las experiencias mundanas junto con la práctica espiritual, viendo la vida como una oportunidad para alcanzar la realización divina. Este enfoque resalta la importancia de mantener una conexión profunda con la esencia del yoga, adaptándose al contexto moderno. Este es el yoga integral.
“El yoga es el medio por el cual el alma, abandonando el estado de ignorancia, asciende a la conciencia de su verdadera naturaleza, de su ser espiritual y divino.” – Sri Aurobindo, Síntesis del Yoga
Mantener la esencia del yoga en la práctica actual
Como Sri Aurobindo expuso, el yoga antiguo y el yoga actual no tienen por qué estar en conflicto. Existen formas de preservar la esencia del yoga mientras se mantiene su accesibilidad y atractivo en el mundo moderno:
- Integrar el pranayama y la meditación: Incorporar prácticas de respiración consciente y meditación en nuestra sadhana diaria ayuda a profundizar en lo que antes llamamos la vida interior y a mantener el propósito transformador de la práctica (vía del Hatha y Raja Yoga).
- Profundizar en la filosofía y la psicología yogui, indagar y aprender: Encontrar en la práctica una vía de conocimiento profundo. El estudio de textos antiguos y nuevos nos puede permitir abrir nuevas perspectivas y posibilidades en nuestra mente (vía del Jnana Yoga).
- Conectar con intenciones profundas: Practicar con un propósito claro, experimentar la vía de la acción desinteresada (vía del Karma Yoga), conectar con nuestra paz interior, abrirnos a fuerzas luminosas que se encuentren por encima de nosotras…
El yoga como un camino vivo
En síntesis, tanto en su forma tradicional como en su forma moderna, el yoga es una herramienta poderosa para el autoconocimiento y la transformación. Aunque su popularización en el mundo actual puede haber desviado el foco hacia la mejora, prevención y cultivo del cuerpo, es esencial recordarnos que es una vía que integra todas las facetas del ser humano.
Bibliografía
- Desikachar, T. K. V. The Heart of Yoga: Developing a Personal Practice. Inner Traditions, 1995.
- Feuerstein, G. Yoga: La Tradición Integral. Editorial Kairós.
- Aurobindo, S. El yoga integral de Sri Aurobindo. Sri Aurobindo Ashram.
- Aurobindo, Sri. La síntesis del yoga. Sri Aurobindo Ashram, 1999.
Autor
Samuel Martínez. Formador auxiliar de formación de profesores de yoga integral en la Escuela Mahashakti.