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La promesa

Por Savitri, “Diente de León”

La poesía es el lenguaje imprevisible que nos encontramos cuando el alma sale a tomar el sol, y le susurra al intelecto las imágenes del amplio mundo interior. A través de este lenguaje, que se autoalimenta a sí mismo, podemos acceder a contar lo que se escapa a la esfera de la narrativa habitual, encontrando el hilo para contar experiencias vivas o insinuadas que cercanas o lejanas viven a través de las palabras unidas mágicamente por el cemento de lo poético.

Este es el privilegio del poeta o poetisa que todos llevamos dentro, encontrar un hilo para recrear mínimamente los asomos de lo invisible, desplegando el poder sapiencial más íntimo, algo a lo que estamos invitados/as como lectores o como modestos poetas, convirtiéndonos en exploradores y vehículos del misterio poético.

Este poema titulado “La promesa” surge de una de estas humildes exploraciones en las que nos es permitido vislumbrar lo que está detrás del velo.

 

La promesa

La vida se me apareció con otro rostro,

el rostro sereno que atesora,

un secreto de eternidad.

 

Cesó el ajetreo,

como si nunca hubiese estado,

borrándose el rostro contraído,

y el movimiento voraz.

 

La brisa dorada traspasó las puertas,

de un cuerpo intocable,

que se consume en el tiempo.

 

Un canto de inmortalidad

recién descubierta,

endulzó mis oídos ávidos,

de sonidos nuevos.

 

Algo venido de muy lejos,

penetró la roca erosionada por el tiempo,

dejándome perpleja ante tan fugaz destello.

 

Una nueva era que ya empezó,

envía su invitación

a estos hambrientos comensales,

que, sentados a la mesa de la eternidad,

no sabemos que banquete nos espera.

 

El polvo que nos alimenta,

no es polvo de la tierra,

es polvo de estrellas,

que baja por amor.

 

Solo el alma lo entiende,

porque el alma

esperaba este día solemnemente,

el día para vestirse

con la vestidura que le corresponde.