
EL YOGA COMO HERRAMIENTA PARA LA SANACIÓN DEL TRAUMA
CONECTANDO CON EL DOLOR
A través del yoga podemos aprender a conectar con el dolor de manera segura y consciente. La práctica del yoga nos ofrece herramientas para explorar nuestras sensaciones corporales, permitiéndonos reconocer y liberar tensiones que se quedaron atrapadas en el cuerpo sin poderse procesar. Al enfocarnos en el cuerpo y el movimiento, podemos crear un espacio donde el dolor se pueda sentir e integrar sin juicio, facilitando así un camino hacia la sanación.
¿Qué es el trauma y cómo afecta al cuerpo?
El trauma es una respuesta emocional y física a eventos profundamente perturbadores o estresantes que pueden sobrepasar nuestra capacidad de afrontamiento. El trauma no es el evento en sí, sino lo que ocurre dentro de la persona que lo vive. Y por lo tanto, es una experiencia subjetiva.
Los eventos pueden incluir experiencias como abuso, accidentes, pérdidas significativas o desastres naturales. También se consideran situaciones en las que la persona siente que carece de los recursos necesarios para afrontar lo sucedido. La naturaleza del trauma puede variar según la edad en la que se produzca el evento: si ocurre durante la infancia o la adolescencia, o en la edad adulta. Además, la cantidad de eventos traumáticos y su recurrencia a lo largo del tiempo son factores que influyen en la clasificación del trauma, lo que nos lleva a hablar de diferentes tipos de trauma.
Cuando una persona experimenta trauma, no solo se ve afectada a nivel psicológico, sino que también se queda marcado en el cuerpo físico. El cuerpo puede almacenar el dolor emocional en forma de tensión muscular, problemas digestivos, hipervigilancia, falta de concentración y otros malestares. Esta conexión entre mente y cuerpo es fundamental para entender cómo el trauma puede influir en nuestra salud.

“No es la historia de algo que sucedió en ese entonces, es la huella actual de ese dolor, horror y miedo que vive dentro de las personas.” – Bessel van der Kolk
Yoga Sensible al Trauma (YST): ¿Qué es y cómo se practica?
El yoga sensible al trauma es un enfoque específico que se centra en las necesidades de las personas que han experimentado trauma. La práctica se adapta para crear un ambiente seguro y compasivo, donde los practicantes puedan explorar sus límites y emociones sin sentirse abrumados. El método de yoga sensible al trauma enfatiza en siete pilares:
- La seguridad.
- Las opciones o capacidad de agencia.
- La conexión con los sentidos del cuerpo.
- Cultivar la presencia
- La regulación del sistema nervioso
- La autocompasión
- La conexión compartida
En el inicio de la sesión primero se orienta a la persona en el lugar que está, cómo también se le previene de los posibles gatillos o disparadores que puedan encontrase en la sala (ruidos, animales, personas que entran o salgan, etc.).
El rol entre el facilitador/a de la sesión y las personas que asisten es horizontal, en donde no hay una jerarquía de poder ni de autoridad. Es un rol de acompañante que guía y propone opciones en todo momento. Las indicaciones durante la sesión van a ser claras y en un tono modulable, con el objetivo de llevar a la persona a un estado de seguridad con el entorno y su cuerpo. Se evitan los silencios porque en todo momento se quiere transmitir presencia, compañía y compasión por parte de la persona que facilita la sesión.

Las posturas se presentan de manera que los practicantes puedan elegir cómo y cuándo moverse. Se dan entre 2 o 3 opciones para fomentar un sentido de control y autonomía. En el momento que la persona sufrió el trauma perdió la capacidad de decidir y hacerse cargo de la situación. Con esta herramienta se pretende que vuelva a conectar con su poder personal y capacidad de agencia.
Por último, en el contexto del trauma es común que las personas se disocien del cuerpo como mecanismo de supervivencia. Esta desconexión puede dificultar la gestión de emociones y sensaciones. Para ayudar a reconectar con el cuerpo de manera segura, se utilizan diversas herramientas:
- Movimiento consciente: Aumenta la conciencia corporal de forma gradual.
- Temperatura: Las variaciones de temperatura ayudan a recalibrar el sistema nervioso.
- Automasaje: Libera tensiones físicas y emocionales, promoviendo bienestar.
Estas técnicas favorecen la reconexión con el cuerpo, facilitando la recuperación tras el trauma.
Puntos en Común entre el Yoga Integral y el Yoga Sensible al Trauma.
Tanto el yoga integral como el yoga sensible al trauma comparten una visión holística del ser humano, reconociendo la interconexión entre cuerpo, mente y espíritu. Ambos enfoques valoran la importancia de crear un espacio seguro y respetuoso con el cuerpo. Además, promueven la atención plena y la autoobservación.
En el yoga integral la práctica se centra en la realización del ser y la conexión con lo divino. Mientras que, en el yoga sensible al trauma se prioriza la regulación emocional y la reconexión con el cuerpo.
Dentro de la escuela Mahashakti se contempla esta visión terapéutica del yoga para poder acompañar a personas o grupos que están pasado por un proceso así.
Bibliografía
- Macaya M. Yoga sensible al trauma: Sanando desde el interior. Fundación Radika.
- Van Der Kolk B. El cuerpo lleva la cuenta.
- Salvador MC. Más allá del yo. Encontrar nuestra esencia en la curación del trauma.
- Levine P. Sanar el trauma: Un programa pionero para restaurar la sabiduría de tu cuerpo.
- Imágenes de Marie Montocchio.
Autora
Coral Martínez. Formadora auxiliar de formación de profesores de yoga integral en la Escuela Mahashakti y estudiante del grado de Psicología en la UNED.
